domingo, 17 de marzo de 2013

¿Qué hacer?


Ante la situación de la clase obrera en la España del siglo XXI, con unas condiciones cada vez más duras debidas a las necesidades objetivas del capitalismo, que necesita robar y masacrar cada vez más a las masas laboriosas, se nos plantea un interrogante: ¿qué hacer y cómo desarrollar el Partido Comunista, y cuál debe ser el papel del Partido en esta situación?

El PCOE plantea la lucha en diversas coordenadas. En primer lugar, limpiar al Movimiento Comunista de todos los vicios, desviaciones y revisionismos que de la ciencia del marxismo-leninismo se han ido produciendo a lo largo de décadas. Fue necesaria y sigue siendo, la lucha tenaz por la recuperación de los caracteres ideológicos del Partido Comunista, pues sin una teoría de vanguardia no se llega a ninguna parte.
En el movimiento comunista español de hoy en día se observan dos desviaciones principales: el reformismo y el economicismo. El primero niega las leyes científicas del movimiento y el desarrollo de la sociedad, niega aspectos como el carácter de clase del Estado, niega la teoría del paso del capitalismo al socialismo mediante la revolución violenta y, en definitiva, prescinde de aspectos fundamentales del marxismo, para adaptarlos a lo políticamente aceptable para estas formaciones. La extracción social de la militancia de dichas organizaciones, principalmente pequeño-burguesas, profesiones liberales, intelectuales o funcionariado, los hizo alejarse progresivamente de los sectores más avanzados de la clase obrera. Así fue normal y lógica la sustitución del marxismo-leninismo por nuevas y eclécticas teorías que negaban al sujeto revolucionario e inclusive planteaban posicionamientos idealistas y metafísicos en lo ideológico.

La segunda de las desviaciones es el economicismo. Incluso aquellos partidos que se dicen armados del marxismo-leninismo, no dejan sino de comportarse y realizar una praxis sindical, y encima con bastantes malos resultados. Hay que señalar algo fundamental: el Partido Comunista no es un sindicato.

Quien no entienda esto, y quien no entienda que la praxis de los comunistas se desarrolla mediante la unión de lo económico, lo ideológico y lo político -y cuya vertiente económica es la de menor importancia- , está condenado a marchar siempre a rebufo de la conciencia espontánea de las masas, está condenado a dejarse arrastrar por una sucesión de luchas económicas que no crean el ingrediente principal: la conciencia de clase. Es una desviación muy frecuente tanto en el Movimiento Comunista español como en el internacional.

El PCOE, haciendo crítica y autocrítica de épocas pasadas, llegó a la conclusión de que el economicismo es una desviación a corregir en el seno del Movimiento Comunista. Pero no sólo el PCOE: recientemente el KKE, en los documentos de su último congreso, ha llegado a la conclusión de que el economicismo es mero revisionismo. La concatenación de más de 30 huelgas generales en Grecia, la existencia de un poderoso sindicato de clase (PAME), las miles de movilizaciones económicas generadas en Grecia, no han servido para nada, no ha habido cambio en la correlación de fuerzas, y el mismo KKE reconoce que la capacitación político-ideológica general de sus cuadros militantes y simpatizantes, no da el nivel requerido para afrontar la situación.

Es decir, han dejado de lado la lucha ideológica y política para centrarse en el economicismo, lo cual los ha llevado a un callejón sin salida. Nos congratulamos de sus nuevos lineamientos, que los acerca a lo que debe ser un Partido que se reclame comunista.

Por tanto, si uno de los más poderosos partidos de Europa en lo cuantitativo y en peso social falla, ¿qué no podremos esperar de los que mecánicamente copian las experiencias del proceso griego sin analizar en base al socialismo científico los defectos de dicha experiencia?

Es decir, se cae en el idealismo metafísico y antimarxista de la “adoración”, de la búsqueda del “referente” inmaculado, cuando de lo que se trata es de resolver en común los problemas del Movimiento Comunista es su conjunto.

Desechamos, asimismo, las posiciones izquierdistas de destruir todo lo existente, posiciones que también se basan en el idealismo contrario a toda dialéctica, pues la historia demuestra que las desviaciones son corregibles si existe la fraternal y camaraderil posición de ayudar a superarlas.

El PCOE, como organización que, modesta en lo numérico, da una importancia fundamental a la teoría y al análisis científico del movimiento de la sociedad, de los cambios estructurales que preceden a los superestructurales, llegó a importantes conclusiones. En primer lugar, que los partidos que se denominan comunistas y revolucionarios están totalmente alejados de las masas que dicen representar, lo que lleva a análisis subjetivos y, por ende, antimarxistas.

En las visitas periódicas que la militancia del PCOE realiza a los polígonos industriales, fábricas y centros de trabajo, se pudo observar y corregir detalles de nuestra política que, de otra manera, nunca hubiesen sido subsanados por la falta de conexión con las masas, lo que nos hubiera llevado a repetir mecánicamente estrategias caducas de acercamiento a la clase obrera, desde una visión subjetiva, que se traduce en lo que algunos denominan el trabajo en los frentes de masas.

El elemento fundamental de dichos frentes son, precisamente, las masas, y en concreto, para los comunistas, es el sujeto revolucionario: la clase obrera. Esta clase obrera está tan alejada en general de los frentes de masas como de las organizaciones que los componen, dando lugar al divorcio entre partido y masas, y, por ende, a la nulidad cualitativa de cualquier “trabajo” que se desarrolle en dichos frentes. Esto es así, como explicamos en numerosas ocasiones, por la pérdida del vínculo entre las masas y las organizaciones.

Por tanto, desde un análisis objetivo de la situación, nos tocó señalar el momento en que nos encontramos. La clase obrera está tan abandonada y las organizaciones llamadas a liderarla tienen tales delirios subjetivos, que es una entelequia el pensar que, a pesar de la brutal depauperación de las condiciones de vida de la clase obrera, algo vaya a cambiar; independientemente de que un cambio sin la presencia de un Partido Comunista fuerte, de la vanguardia organizada del proletariado, sea algo cuyo planteamiento vaya en contra de todas las leyes del materialismo histórico.

Debido a ese análisis llegamos a la conclusión de que lo prioritario es restablecer los vínculos de la clase con su Partido. Pero a la hora de restablecer estos vínculos, debemos tener presentes las dos desviaciones fundamentales que comentamos anteriormente: el reformismo y el economicismo. La clase obrera está hastiada de la promesa de que mediante reformas va a cambiar algo su situación. La acumulación de cambios cuantitativos que conduzcan a los cualitativos, que es algo que pretenden reformistas y otros que se dicen del marxismo-leninismo, es una tendencia que la situación actual ha superado. La clase obrera necesita desde ya, con urgencia, la presencia de un Partido Comunista que no les hable de reformas, ni de capitalismo de rostro humano, sino que le explique bien y a las claras a qué se debe su situación de opresión y cuáles son las fórmulas científicas y demostradas de superar dicha situación. Es decir, explicar el desarrollo objetivo del capitalismo, según sus leyes, y la necesidad de pasar al socialismo como modo de producción más elevado, superior.

En segundo lugar, tampoco podemos abordar a la clase desde el economicismo, pues la conciencia de clase tampoco va a evolucionar de lo meramente sindical, que no es más que reformismo y entra dentro de los límites del marco burgués. La mera lucha sindical no va a traer el socialismo, y esto es fundamental comprenderlo. Además debemos saber qué es la conciencia de clase. La conciencia de clase no significa que los obreros se agrupen por la defensa de sus intereses en una lucha económica; esto puede ser el embrión, pero sin la acción del Partido inoculando desde fuera la ciencia del marxismo-leninismo, esa conciencia no se desarrolla y aún va para atrás. Miremos a Grecia, puntal de la lucha economicista, y aprendamos la lección y de los errores. La conciencia de clase es la compresión por parte del obrero de la necesidad de poner fin al capitalismo y construir el socialismo; es decir, la conciencia de clase, hablando de manera sencilla, se desarrolla en el momento en que el obrero interioriza los postulados comunistas, los hace suyos, y lucha por su implantación, aunque no milite en las filas del Partido Comunista.

El papel del Partido no es, pues, el convertirse en sindicato sino educar revolucionariamente a los obreros en la ciencia del marxismo-leninismo, explicar a los obreros el materialismo histórico y dialéctico, la economía política y la teoría leninista de la revolución socialista. Con pedagogía, con un lenguaje comprensible, pero que dicho lenguaje no sirva como excusa para eludir los contenidos, cosa que los oportunistas son muy aficionados a hacer.

El Partido debe hablar de política a los obreros siempre, en todas situaciones, sea por el motivo que sea y enlazando cualquier hecho que se produzca en la sociedad con la situación de explotación de nuestra clase. Al principio, muchos obreros adoptarán incluso una actitud hostil, lo que es lógico, pero los comunistas sabemos que decimos la verdad y que las propias leyes del movimiento y el desarrollo de la sociedad van a confirmar lo que nosotros les decimos a los obreros, ganándolos para nuestra causa. Muchos de los denominados comunistas se desesperan al no entender la hostilidad de los obreros, o recurren a rebajar los contenidos de su discurso para buscar la aceptación. No entendieron nada, y fallan precisamente en que lo que da validez al discurso comunista son las leyes científicas del desarrollo, que ellos no conocen o de las que desertan. Es decir, se posicionan contra dichas leyes del marxismo, por acción u omisión.

Ahora bien, ¿Cuál es el instrumento que permite poner fin a esta situación, o al menos empezar a caminar en la dirección correcta? El instrumento son las células comunistas. Una célula que nace del centro de trabajo, de la fábrica, o del barrio obrero, que agrupa a los elementos más conscientes del proletariado, armados con el socialismo científico. Ahora bien, la vida de la célula no puede quedarse simplemente ahí. La célula debe estar en contacto permanente con su entorno cercano, difundiendo por todos los medios posibles la política del Partido, porque su deber es llevar a sus hermanos de clase, esta política comunista.

Como quiera que en los centros de trabajo domina el miedo al patrón y la incertidumbre al no conocer alternativa alguna al actual estado de cosas, al capitalismo, los obreros están desamparados y la burguesía aprovecha para introducir en ellos, ideología cada vez más reaccionaria. El papel de la célula es el combate político, para enseñar la comprensión de la necesidad del socialismo, y la lucha ideológica para romper el caparazón ideológico con la que la burguesía envuelve a los obreros. Todo esto evitando la desviación que anteriormente comentamos, que es la desviación economicista. Muchas células de partidos son simples apéndices de sindicatos, hablan de convenios, de despidos, de jornadas laborales agotadoras, centrándose en dicha lucha económica o obviando las más importantes: la ideológica y la política. Esa célula está condenada al fracaso.

Además, la célula debe ser un órgano vivo y en constante movimiento. Los comunistas agrupados en células deben demostrar su calidad de revolucionarios profesionales para ganarse a sus hermanos de clase. La propaganda y la agitación deben ser continuas y cada célula debe desarrollar su propio plan de cómo introducirse cada vez más tanto en su fábrica, como en crear células en las fábricas de los alrededores.

En los barrios, las células deben orientar su trabajo hacia la denuncia de todos los problemas que afectan a sus convecinos, desde un prisma de clase basado en el socialismo científico, sin caer en el localismo y sin olvidar que todos los problemas tienen una ligazón dialéctica con la estructura del modo de producción en que nos encontramos, deben señalar al capitalismo como origen de todos los males de los barrios obreros y que, únicamente, tendremos barrios libres, habitables y con calidad de vida si ponemos fin al capitalismo.

Este tipo de células de barrio o localidad son las menos importantes, necesarias mientras cada centro de trabajo no cuente con su célula, pero teniendo siempre claro que la célula de centro de trabajo o fábrica es la principal. Sólo así se produce la ligazón con la clase más avanzada de la historia, y se evita caer en la desviación carrillista, en el concepto de agrupación. Podemos comprobar que muchos partidos que se denominan marxistas-leninistas, ante la imposibilidad de penetrar en las fábricas, optan por denominar células a lo que es la agrupación carrillista con otro nombre. No, la célula de localidad es un medio para crear células de centro de trabajo o fábrica, pero no es un fin, y debe estar supeditada siempre al trabajo práctico que los camaradas de célula, con presencia en empresas, realicen, para penetrar en ellas.

Otro de los apartados fundamentales es la táctica de masas, que debe ser correcta porque si no, tampoco vamos a ningún lado. El PCOE lucha por la creación de las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores como órganos de poder obrero nacidos de las fábricas. Los comités y delegados de personal son elegidos por los obreros, por lo tanto se erigen como representantes de los trabajadores desde el centro de trabajo. De lo que se trata, es de unir estos comités y delegados en la estructura que ejerza de órgano de poder, y de control de la producción. La Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores es un órgano de poder independiente del Partido Comunista, que agrupa a la clase obrera en su conjunto. Por tanto, el papel del Partido, es conquistar la hegemonía dentro de estos órganos de poder, para así tener la hegemonía política social. Estas ACDT no son un órgano sindical, no agrupan a sindicalistas, ni la lucha sindical es su función. Las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores agrupan a comités y delegados, que muchas veces se confunden con secciones sindicales, pero que no tienen nada que ver.

La política sindical del PCOE es la creación de una central sindical única de clase en España, que se entronque con la FSM (Federación Sindical Mundial), el órgano que agrupa a nivel internacional a los sindicatos de clase. Siempre teniendo en cuenta las labores y limitaciones del sindicalismo, y que el Partido no es el sindicato ni realiza la misma función que el sindicato. En este sentido, se están dando los primeros pasos para la creación de el embrión de esa central sindical única de clase.

Volviendo a la táctica de masas, la ACDT como órgano de poder obrero forma parte, además, del llamado Frente Único del Pueblo (FUP), que es la unión de los órganos de poder del barrio -Asociaciones de Vecinos ( muy distintas en concepto a las que hoy en día existen), asambleas de estudiantes, de campesinos, etc -. que conforman el embrión del futuro estado obrero. Este Frente es un frente de la clase obrera y sus aliados, pero no es un “frente de izquierdas” ni un frente de organizaciones o expresiones organizativas.

Este Frente Único del Pueblo tiene como misión coexistir durante un determinado período de tiempo con el estado burgués, existiendo dualidad de poderes, hasta que el estado obrero (FUP) se imponga mediante la revolución socialista. El estado burgués representa los intereses de la burguesía, la clase social dominante, y se compone de los Parlamentos, los Ayuntamientos, las leyes, los jueces, la policía y el ejército, etc. De lo que se trata es de destruir su sociedad, pero no la destrucción y el caos porque sí; sino mediante la construcción de la nueva sociedad socialista como paso previo a la desaparición de la sociedad de clases.

Los comunistas del PCOE entendemos que esta teoría, unida a nuestra táctica de masas, es lo que permitirá la Revolución Socialista en España. Entendemos asimismo, y a diferencia de otras organizaciones que autodenominan el “único” Partido Comunista, que existen otros partidos u organizaciones que se reclaman del comunismo. Nosotros reconocemos la existencia de diversos actores en el seno del Movimiento Comunista Español, asimismo lamentamos el fraccionamiento y la división, pero no desde una perspectiva subjetiva y acientífica. Es decir, si la división existe, es porque existen amplias diferencias en cuanto a teoría, a táctica de masas y a formas de entender el Partido Comunista. Pretender unidades o absorciones que no tengan en cuenta estas diferencias, es caer en errores que el desarrollo del Movimiento Comunista en España ha puesto a la luz en muchas ocasiones. Es decir, unir a organizaciones tan alejadas como el agua y el aceite sólo contribuye a paralizar el desarrollo del comunismo en nuestro país, y a lo único que lleva es a nuevas escisiones, cuando tras el congreso unificador se ponen de manifiesto las grandes diferencias entre diferentes tácticas de masas e ideología. Por poner un ejemplo sencillo, la unión del PCOE con un partido incrustado en el economicismo, que nosotros corregimos hace tiempo, sólo conllevaría nuevas escisiones.

Por ello, aún reconociendo la existencia de otras organizaciones, llamamos a la clase obrera a organizarse en las filas del PCOE, al entender que posee la estrategia y tácticas más adecuadas para el desarrollo y organización del partido revolucionario en España. Llamamos asimismo a todas las células de fábrica y de localidad del PCOE, a sus comités provinciales, regionales y nacionales, a intensificar el trabajo militante, a demostrar la capacitación de sus cuadros, a enseñar a sus compañeros de trabajo mediante el ejemplo las virtudes que todo revolucionario debe tener en este momento concreto. Llamamos a toda nuestra militancia, no sólo a estar a la altura de las circunstancias, sino a dar un paso más allá, en elevar su compromiso un paso más, en fortalecer a su Partido todavía más.

Porque la construcción del Partido y de la revolución es tarea de todos.

¡POR EL SOCIALISMO, POR LA DICTADURA DEL PROLETARIADO!



PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL(PCOE)

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